La Asociación Gremial de Abogados Laboralistas nace a comienzos de los años 1980 en circunstancias trágicamente anómalas para Chile, que explican su muy particular carácter. No es una entidad gremial típica sólo para servir a sus socios. Su finalidad fundacional, que se ha preservado más allá de cuatro décadas de fructífera vida, fue la de apoyar el mundo de los trabajadores que, a la sazón, se hallaba duramente golpeado. Disolución de sindicatos, apresamiento, asesinato y persecución de sus dirigentes, una legislación laboral inutilizada en los 70 y con la novedad de un Plan Laboral que consolidaba un ordenamiento normativo que privaba de derechos esenciales a los trabajadores y sus organizaciones.
Paralelamente, se privatizaba la Salud y se instauraba un sistema de pensiones privado abusivo que destruía un historial de conquistas sociales que habían distinguido a Chile.
En ese contexto era urgente e indispensable una reacción desde el mundo de los abogados laboralistas. Y esa fue la formación de la AGAL. Hay que honrar el aporte que hizo la Iglesia en la Vicaría Pastoral Obrera, bajo la dirección de nuestro recordado cura Alfonso Baeza. Allí se congregó un número importante de abogados laboralistas comprometidos en la defensa de los derechos humanos, que daría un importante soporte al nacimiento de la AGAL.
Nacimos para servir la causa de los más débiles, en distintos planos. Desde luego en el plano político, pues nos integrarnos a la lucha contra una Dictadura oprobiosa y sangrienta que estaba destruyendo el país. En lo particular, la idea era apoyar a los trabajadores y sus organizaciones en sus graves problemas de abuso de sus derechos básicos; apoyarlos también desde el punto de vista técnico en sus demandas y petitorios, e invadir el espacio político y académico con una voz potente que representara los intereses de un amplio sector que estaba silenciado.
Luego de reuniones preliminares en que destaco el apoyo de don Carlos Briones, Aldo Ramaciotti y otros, logramos dar organicidad a nuestra Asociación, bajo la primera presidencia del recordado compañero fallecido Joaquín Nash.
AGAL ha desarrollado una intensa labor en cuatro décadas. Superada la fase de lucha contra la Dictadura, consolidamos un grupo humano unido por una gran fraternidad. Recuerdo ahora a compañeros ex dirigentes que hoy no están, como Guillermo Videla, Néstor Gutiérrez, Jaime Reyes, Aldo Ramaciotti y tantos otros que tienen que ver con nuestra historia. A los ex presidentes Corvera, Morales y Carvallo, que por pura coincidencia residían junto con quien habla en Gotuzzo, hoy Amanda Labarca.
AGAL tiene logros visibles. Empujó y fue aporte decisivo en la Reforma Procesal Laboral. Su voz crítica no ha dejado de oírse para reclamar la recuperación de la seguridad social en Salud y Pensiones. En la Academia y en el laboralismo internacional tenemos destacada presencia.
Vaya mi saludo final para Carmen Espinoza, nuestra Presidenta, que ha puesto nuevo vigor a la AGAL para enfrentar los tremendos desafíos de esta hora, entre los que destaca desde luego la Convención Constitucional y la lucha por reformas en materia laboral y de seguridad social que sean estructurales y cierren el ciclo oprobioso de la Dictadura. Constituimos un grupo humano unido, con convicciones y fuerzas para luchar. Muchos años más para la AGAL.
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